bonel
Usuario Mítico
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«El fútbol es un deporte que juegan once contra once y siempre gana Alemania». Lo dijo Gary Lineker cuando los alemanes eliminaron a los ingleses en el Mundial del 90. Sí, está bien esa apreciación... Hasta que llegaron los italianos que, como bien es sabido, son italianos. El Inter tiene pocos italianos, en realidad no tiene ninguno, pero no se trata de eso.
Se trata de llegar allí y que te marquen como a una vaca: «Chaval, aquí esto funciona así: nos ordenamos todos detrás de balón, defendemos como posesos, apretamos en las bandas, damos al que tengamos que dar y dejamos a uno o dos arriba que se busquen la vida». Y así ganan Eurocopas, Liga de Campeones, Mundiales. Si encima llega Mourinho que ha hecho trabajar hasta a Sneijder se comprende lo que es este Inter, un equipo que lleva «340 años» sin comerse un colín y que ahora, con el portugués, gana hasta a las tragaperras.
Eso sí, el Bernabéu vio lo que era ayer el Inter y cómo le hace jugar Mourinho: un ejército de murciélagos y a ver si conectaba el comando Milito, formado por Sneijder y Milito, parar hacer sonar la flauta. Hasta Eto'o, antaño feroz delantero con olfato tremendo de gol, se ha convertido en un extremo (casi lateral derecho) que trabaja en medio campo, ayuda en defensa y pasa del centro del campo lo imprescindible. Lo nunca visto.
Así que los alemanes se echaron encima (casi un 70 por ciento de posesión de balón), pero estos sí que tienen nacionales en el equipo, así que Van Gaal vio un ladrillo delante similar al del guiñol que ironizaba sobre él mismo y no supo qué hacer para atravesarlo. Sólo cuando Robben entró en funcionamiento había atisbo de algo, una diagonal cruzada para el tiro de zurda, alguna aparición de la nueva estrella teutona, el gran Muller, y poco más, a la espera de que el talentoso Olic hiciese acto de presencia. Poca cosa para el Inter, con cuatro detrás y Zanetti y Cambiasso metidos ambos dos junto a sus centrales. Seis defensas y los tres de arriba juntitos, tapando todo. Al Bayern aquello se le hizo una selva de nula transición.
Para colmo, Sneijder tocó un balón y lo convirtió en oro. Saque de puerta, toque de cabeza de Milito, pase en profundidad de Sneijder y sabia definición de Milito, que es muy bueno. Y punto, esa fue toda la creación del Inter junto con otra jugada de viceversa que el propio Sneijder casi convierte en gol si no hubiera tirado al muñeco de Butt. El resto fue del Bayern que tuvo el balón y no supo qué hacer con él.
Un gol de genio
El Bayern apretó con todo después. Klose en escena y todo el mundo diez metros más arriba. No quedaba otra. Se fue arriba sin una sola duda, pero con un gran problema: Julio César, que ha mantenido al Inter todo el año y lo mantuvo ayer cuando vinieron mal dadas porque ya hubo gente apoyando a Robben, con Muller, Klose y Olic amenazando, probando en fin la defensa italiana. Entonces llegó Milito, que es un genio, un recorte y adiós Bayern, adiós.
Se trata de llegar allí y que te marquen como a una vaca: «Chaval, aquí esto funciona así: nos ordenamos todos detrás de balón, defendemos como posesos, apretamos en las bandas, damos al que tengamos que dar y dejamos a uno o dos arriba que se busquen la vida». Y así ganan Eurocopas, Liga de Campeones, Mundiales. Si encima llega Mourinho que ha hecho trabajar hasta a Sneijder se comprende lo que es este Inter, un equipo que lleva «340 años» sin comerse un colín y que ahora, con el portugués, gana hasta a las tragaperras.
Eso sí, el Bernabéu vio lo que era ayer el Inter y cómo le hace jugar Mourinho: un ejército de murciélagos y a ver si conectaba el comando Milito, formado por Sneijder y Milito, parar hacer sonar la flauta. Hasta Eto'o, antaño feroz delantero con olfato tremendo de gol, se ha convertido en un extremo (casi lateral derecho) que trabaja en medio campo, ayuda en defensa y pasa del centro del campo lo imprescindible. Lo nunca visto.
Así que los alemanes se echaron encima (casi un 70 por ciento de posesión de balón), pero estos sí que tienen nacionales en el equipo, así que Van Gaal vio un ladrillo delante similar al del guiñol que ironizaba sobre él mismo y no supo qué hacer para atravesarlo. Sólo cuando Robben entró en funcionamiento había atisbo de algo, una diagonal cruzada para el tiro de zurda, alguna aparición de la nueva estrella teutona, el gran Muller, y poco más, a la espera de que el talentoso Olic hiciese acto de presencia. Poca cosa para el Inter, con cuatro detrás y Zanetti y Cambiasso metidos ambos dos junto a sus centrales. Seis defensas y los tres de arriba juntitos, tapando todo. Al Bayern aquello se le hizo una selva de nula transición.
Para colmo, Sneijder tocó un balón y lo convirtió en oro. Saque de puerta, toque de cabeza de Milito, pase en profundidad de Sneijder y sabia definición de Milito, que es muy bueno. Y punto, esa fue toda la creación del Inter junto con otra jugada de viceversa que el propio Sneijder casi convierte en gol si no hubiera tirado al muñeco de Butt. El resto fue del Bayern que tuvo el balón y no supo qué hacer con él.
Un gol de genio
El Bayern apretó con todo después. Klose en escena y todo el mundo diez metros más arriba. No quedaba otra. Se fue arriba sin una sola duda, pero con un gran problema: Julio César, que ha mantenido al Inter todo el año y lo mantuvo ayer cuando vinieron mal dadas porque ya hubo gente apoyando a Robben, con Muller, Klose y Olic amenazando, probando en fin la defensa italiana. Entonces llegó Milito, que es un genio, un recorte y adiós Bayern, adiós.