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Diario de un rodriguez en el hiper

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16:30

Haces una lista en casa: cerveza, güiski, coca-cola para el güiski, frutos secos para el güiski, ginebra por si se acaba el güiski, en fin, lo imprescindible si eres hombre y añades algunos lujos asiáticos: café, galletitas, espuma de afeitar, cuchillas. Y como no te acuerdas de más, decides improvisar el resto.

17:00

No le des más vueltas, la cagarás. Por mucho que prevengas, a final de mes..., nadie tiene un duro. Sábado 5 de la tarde, todo el mundo debe estar durmiendo la siesta. Te decides y vas al hiper. Da igual PYCA, INCONTINENTE, ALTRAPO, ELTROSKI, todos son iguales. Ya estás en las inmediaciones del centro, hay un atasco del carajo. Cientos de miles de gilipollas han pensado como tú. Guardas la cola hasta llegar al parking. Ni un puto sitio para aparcar. De pronto cuando estás a punto de marcharte, ves una maruja que se dirige a su coche. Frenas en seco y te dices para ti: " Ni el séptimo de caballería me mueve de aquí." Eso sí, la maruja no tiene prisa. Tranquilamente abre el portón del auto y comienza a meter las bolsas una a una, revisando su interior, como si no fuera suya la compra, como si le extrañara ver el paquete de garbanzos ahí. Tu tensión nerviosa está subiendo peligrosamente. Por fin, después de buscar durante 10 minutos en el bolso las llaves del coche, abre y entra. Arranca y rasca la caja de cambios al intentar meter la marcha atrás. Piensas que si fueras su marido, le hubieras metido ya dos hostias. Al final se encienden las luces de la marcha atrás. Pero como era de esperar, se le cala el coche...y vuelta a empezar. Punto muerto. Se asegura moviendo dieciséis veces la palanca, como si tuviera la polla del marido entre las manos... Al fin sale ella y entras tú.

17:45

Te dices bueno, lo peor ya ha pasado, respiras y te confías. De pronto ¡Me cago en tooooooooooo!!!!!!!!! No tienes monedas de veinte duros para coger el puto carrito. Estás a un huevo de la caja central. Si alguien pusiera un negocio de préstamo de monedas, se forraba; estarías dispuesto a pagar intereses del 200% y garantizarías la póliza con tu vida si fuera necesario.

17:55

Ya tienes 10 monedas de veinte duros jodiéndote los bolsillos, pero ahora en las inmediaciones de la puerta no hay carritos. Te recorres otra vez las diez hectáreas de parking buscándolo. La tensión arterial se te pone en 20-14. Albricias, uno para ti solito. Lo coges y mientras te diriges al interior del centro te cuestionas ¿porqué todos los carritos tienen una hoja de lechuga ?¿Es que un grupo de empleados las va colocando una a una por las mañanas? Cuando no es temporada ¿de dónde las importan? ¿Contribuye esto al aumento de la inflación y el déficit comercial? Más: ¿Porqué siempre te toca un carrito con las ruedas jodidas? ¿No sería mejor reciclar el grupo de lechugadores a mecánicos reparadores de carritos?

18:15

Bueno, estamos dentro. Mientras te diriges a tu destino, te para una patinadora que te ofrece la tarjeta de crédito del hiper. La patinadora está buena no, buenísima. "Señor, le voy a comentar las muchísimas ventajas de nuestra tarjeta, bla, bla..." Tu no le quitas la vista de las tetas. Bla, bla...solo un 2% de interés. Preguntas ¿anual? La pobre que todo lo que tiene de buena lo tiene de boba, contesta Sí, no, no sé, pero me parece que 2% al mes. Para despedirte le dices que con esas comisiones te sale un TAE del 25% por lo menos. Para continuar por megafonía mono, te colocan la Macarena. De vez en cuando una voz monótona y anodina -como la de McDonald pidiendo un cheesburger- interrumpe para lanzar una oferta. El sonido es tan malo que tu oyes: YO TE FOLLO TU ME TOCAS LAS TETAS, en realidad la voz ha dicho: MUSLOS DE POLLO A QUINIENTAS PESETAS. Es ahora cuando de verdad empieza tu calvario. Los pasillos están atestados ¿porqué las mujeres dejan sus carritos en medio del pasillo, mientras se van a buscar productos 200 metros más allá? Siempre hay una maruja en chándal y sus tacones -arreglás pero informal- con un culo tan gordo que obturan el tráfico. Es una ciudad sin ley. Nadie cede el paso. No existen semáforos, ni señales. Una vieja gorda que va detrás ya te ha golpeado tres veces con las defensas del carro, en los tobillos. La miras con los ojos bañados en sangre, pero la muy jodida ni siquiera se da por aludida. Otra estudia cada artículo detenidamente, lo compara con la competencia, lo sacude, analiza los ingredientes, fechas de envasado, caducidad, precios, etc, etc. ¿Pero qué cojones mira? ¿Está preparando una OPA hostil a una empresa de hidrocarburos? ¿va a realizar una inversión con los ahorros de toda su vida? Gilipollas de mierda, solo es un paquete de macarrones. El marido, cara de estreñido, está a punto de soltarle la tercera hostia al niño de 6 años que lleva tres horas llorando porque quiere un chocolate que regala cromos de Pokemon. La hija mayor de 18 años, lleva unos pantalones negros, ajustados, a punto de estallar. Top que apenas contienen unas desproporcionadas tetas y dejan ver un ombligo perdido entre michelines flácidos. Y para colmo no deja de aconsejar a la madre: Compra los macarrones con salvado que son dietéticos y ayudan a la eliminación. A ti si que te eliminaba yo, y a tu padre, y a tu hermano y a la puta que te parió. Pronto comprendes porqué en EE.UU. la gente se compra un rifle de asalto, entra en un sitio público y realiza una carnicería. Por megafonía oyes: EN OPORTUNIDADES ENTRE TODOS SE LA MAMAN A MI MAMÁ ; después de alucinar con la oportunidad, comprendes lo que han dicho: EN OPORTUNIDADES VESTIDOS REBAJADOS DE PRE-MAMÁ.

19:40

Estás sudando, jadeas, tienes los riñones al jerez de luchar con el carro. ¿Es que tienen vida propia? ¡Si es que toman sus propias decisiones! Tu quieres ir a la derecha, él se empecina en girar a la izquierda... Consientes, vas a la izquierda, total tenía que ir a la sección de café e infusiones. De pronto cambia de opinión y se para. No quiere andar el muy cabrón. Al final lo consigues, pero esta vez se escora a la derecha. Embistes la góndola de las compresas y caen varios paquetes de compresas con alas. A quien pueda leer esto: ¡Por amor de Dios, arreglen el carrito! ¡se lo suplico!

19:50

Ya has comprado casi todo. ¡Ah, te falta la sal!. Alguien puede decirme que mente retorcida decide la ubicación de la sal en un Hiper. ¿Pero donde cojones la han escondido? Además no hay personal del Hiper a quien preguntar, esto es un selfservice que significa: búsquese la vida mamón. Debería haber una sección para hombres: En los estantes de arriba el güiski, debajo la coca-cola, en el tercer estante frutos secos y a ras de suelo: sal, pepinillos y papel higiénico. Joder ¿tan difícil es?

20:15

Has terminado, o eso creías. Te diriges a la caja. 89 cajas repletas. Llevas 14 artículos por lo tanto no puedes ir a una caja rápida. Te preguntas el pack de botes de coca-cola ¿cuenta como uno o como seis? La caja de palillos ¿cómo una o como cien? ¿La botella de ginebra como una o como 14 cubatas? Te pones a la cola de la número 64 y esperas. La cajera es tan lenta que cogiendo caracoles se le escaparían todos por velocidad. Tu presión sanguínea no da para más. Estás como una olla exprés a punto de estallar. La señora que está pasando los artículos en es momento vuelve a mirar con asombro cada uno, como si ella no los hubiera puesto ahí. La que está justo delante tuya te dice: Oiga joven ¿podría vigilarme un momento la compra? Que he olvidado el perejil. Y se va antes de que hayas tenido tiempo de abrir la boca. La cajera se queda sin cambio. Nos quedamos todos quietos esperando a otra patinadora que está para darle por el culo, que traiga el cambio. Siguiente cliente y la del perejil sin aparecer. Al nuevo cliente no le funciona la tarjeta, o no hay línea, yo que sé. Prueba con otra tarjeta. Mientras piensas "el partido debe estar cerca del descanso, a ver si llego para la segunda parte" Y la del perejil sin aparecer. Finalmente tienes que empujar tu mismo el carro de la señora del perejil y esperas a que aparezca. Detrás de ti empiezan a protestar y has oído como te llaman de todo por no saltarte el turno. Piensas que si hubiera una sección de armería, te comprabas un kalavnikov y después de vaciar el cargador te ibas a quedar la mar de relajado... Llega por fin y no solo trae perejil, viene con las manos llenas de paquetes. Esperas. Esperas más. Por fin, tu turno. La cajera no deja de mascar chicle. Vaya por dios, el paquete de papel higiénico tiene manchado el código de barras y debe llamar a la caja central para consultar el precio. Miras para atrás y ves odio en la mirada de todos los que están en tu cola. Sientes vergüenza. Pagas y sales mientras oyes nuevamente por megafonía: TE FROTO EL CIPOTE Y HASTA LAS NALGAS. O tú estás obsesionado con el tema o tienes un oído caprichoso. Mientras te acercas a tu coche, que lo dejaste a tomar por el culo, intuyes que el anuncio decía: EN OFERTA UN BOTE DE ANTIALGAS.
 
No veas con Rodriguez, jajaja.
 
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