valiun
Usuario Sobrenatural
- Registrado
- 23 May 2007
- Mensajes
- 6.222
- Reacciones
- 0
- Puntos
- 99
Un hombre ciego entra en un bar de lesbianas por equivocación.
Se las apaña para llegar hasta la barra y pide una copa, y tras estar un rato sentado le grita al camarero:
- Eh, tú, ¿te gustaría oír un buen chiste de rubias?
Inmediatamente se hace un silencio total en el bar y con una grave, profunda y áspera voz, la mujer que esta sentada junto a él le dice:
- Antes de que cuente ese chiste, señor, y en atención a su minusvalía física que le impide ver, creo que lo justo es que le advierta de cinco cosillas: Que la camarera es rubia. Que el portero del bar es una mujer rubia. Que yo mido un metro ochenta, peso 80 kilos, soy cinturón negro de karate y tengo el pelo rubio. Que la mujer que esta conmigo es levantadora de pesas y es rubia; Y que la dama que esta sentada al otro lado de usted es una luchadora profesional y también es rubia. Y ahora que sabe eso, piénselo cuidadosamente: De verdad ¿todavía quiere contar ese chiste?
El ciego piensa durante un par de segundos, menea la cabeza y contesta:
- Naaa... Pues no lo cuento... ¡Paso de tener que explicarlo cinco veces!
Se las apaña para llegar hasta la barra y pide una copa, y tras estar un rato sentado le grita al camarero:
- Eh, tú, ¿te gustaría oír un buen chiste de rubias?
Inmediatamente se hace un silencio total en el bar y con una grave, profunda y áspera voz, la mujer que esta sentada junto a él le dice:
- Antes de que cuente ese chiste, señor, y en atención a su minusvalía física que le impide ver, creo que lo justo es que le advierta de cinco cosillas: Que la camarera es rubia. Que el portero del bar es una mujer rubia. Que yo mido un metro ochenta, peso 80 kilos, soy cinturón negro de karate y tengo el pelo rubio. Que la mujer que esta conmigo es levantadora de pesas y es rubia; Y que la dama que esta sentada al otro lado de usted es una luchadora profesional y también es rubia. Y ahora que sabe eso, piénselo cuidadosamente: De verdad ¿todavía quiere contar ese chiste?
El ciego piensa durante un par de segundos, menea la cabeza y contesta:
- Naaa... Pues no lo cuento... ¡Paso de tener que explicarlo cinco veces!