Izaro ®
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Poco en común
En primer lugar, hay que decir que difícilmente es asumible que un término como “hacker” englobe tantas sensibilidades, motivaciones y maneras de actuar distintas como nos podemos encontrar a la hora de estudiar este fenómeno. No hablamos de un grupo concreto y homogéneo, sino de personas que son capaces de hacer con un ordenador y una conexión a Internet bastante más que el resto de los usuarios, lo cual no implica que siempre traspasen la legalidad.
En ese mundo difuso y desconocido para muchos que es el “hacking” conviven expertos delincuentes que han hecho de la red su “campo de trabajo” y avezados internautas que pretenden probarse a sí mismos, por ejemplo. Por tanto, podemos decir que sólo su enorme pasión por la informática, así como las ansias de querer saber más los coloca en un saco común, al que todo el mundo se refiere como “hackers”.
El origen de este nombre no parece del todo claro. Hay quien sitúa el nacimiento del término en la década de 1950, en la que comenzó a ser utilizado para referirse a personas que, usando el ingenio, modificaban el diseño original de un aparato de una manera "inteligente" para ser usado con objetivos distintos. Pero otras versiones ofrecen orígenes más peregrinos, como que la palabra se asoció al ruido seco (hack) que producían los técnicos de la década de 1960 al reparar las cajas de teléfono.
Habilidades peligrosas
En cualquier caso, no es difícil que cualquier hacker rápidamente señale que existen muchas diferencias entre ellos si pretendemos definirlos como colectivo. Según sus propios términos, podemos hablar de hackers “malos” o crackers, cuya motivación esencial es vulnerar sistemas de seguridad informáticos para causar todos los daños que les sea posible, robar o perpetrar una trastada con repercusión. Suponen auténticos quebraderos de cabeza para la policía, puesto que las autoridades casi siempre van por detrás en cuanto a conocimientos de las nuevas tecnologías.
En los últimos años han proliferado divisiones dedicadas a luchar contra el crimen a través de Internet
No es casualidad que en los últimos años hayan proliferado las divisiones dedicadas a luchar contra el crimen a través de Internet en los diferentes cuerpos de seguridad del mundo. Normalmente vienen actuando en solitario y en muchas ocasiones son descubiertos precisamente por no haber podido vencer la tentación de contar su “hazaña” a alguien. Porque, por lo general, es difícil echar el guante a uno de estos individuos, que se mueven a sus anchas por el ciberespacio ya que saben aprovechar todas y cada una de las ventajas que les ofrece el universo del anonimato digital.
Sus actuaciones son de lo más diverso: se cuelan en sitios web de empresas e instituciones y modifican a su antojo el contenido de los mismos o colapsan cuentas de correo de estos lugares con miles de emails (lo que ellos llaman flame), entre otras cosas.
Y en cuanto al peligro que representan para usuarios comunes, qué no decir acerca de los numerosos virus que circulan por correo electrónico y que son enviados indiscriminadamente sin otro objetivo que dañar al mayor número de internautas posible. En general, todo se resume en que su meta básicamente es franquear la legalidad, ya sea por diversión, por lucro o por otras causas, y son ellos los que normalmente impregnan el término “hacker” de las connotaciones negativas que casi siempre se le atribuyen.
los delincuentes son tantos y, en ocasiones, tan buenos, que habrá que ingeniárselas de otro modo para ponerles freno
Piratas
Sin embargo, algunos crackers también se dedican a poner a disposición del usuario ingente software craqueado así como claves para ejercer el pirateo casero de programas y música. Precisamente éstos gozan de la aceptación y la admiración de gran parte de los internautas habituales, que les agradecen enormemente la posibilidad de obtener gratuitamente cientos de programas por los que de otro modo deberían pagar.
Las empresas creadoras de software, como es lógico, tratan de poner las mayores dificultades para que sus programas puedan ser pirateados, pero hasta la fecha ha resultado casi imposible detener esta práctica. La piratería es delito, pero los delincuentes son tantos y, en ocasiones, tan buenos, que autoridades y empresas tendrán que ingeniárselas de otro modo para ponerle freno.
Curiosamente, algunos de estos jóvenes que han alcanzado la popularidad atacando los presuntamente más seguros sistemas y sitios web han acabado siendo contratados por éstas u otras empresas, para prevenir ataques de otros crakers.
En primer lugar, hay que decir que difícilmente es asumible que un término como “hacker” englobe tantas sensibilidades, motivaciones y maneras de actuar distintas como nos podemos encontrar a la hora de estudiar este fenómeno. No hablamos de un grupo concreto y homogéneo, sino de personas que son capaces de hacer con un ordenador y una conexión a Internet bastante más que el resto de los usuarios, lo cual no implica que siempre traspasen la legalidad.
En ese mundo difuso y desconocido para muchos que es el “hacking” conviven expertos delincuentes que han hecho de la red su “campo de trabajo” y avezados internautas que pretenden probarse a sí mismos, por ejemplo. Por tanto, podemos decir que sólo su enorme pasión por la informática, así como las ansias de querer saber más los coloca en un saco común, al que todo el mundo se refiere como “hackers”.
El origen de este nombre no parece del todo claro. Hay quien sitúa el nacimiento del término en la década de 1950, en la que comenzó a ser utilizado para referirse a personas que, usando el ingenio, modificaban el diseño original de un aparato de una manera "inteligente" para ser usado con objetivos distintos. Pero otras versiones ofrecen orígenes más peregrinos, como que la palabra se asoció al ruido seco (hack) que producían los técnicos de la década de 1960 al reparar las cajas de teléfono.
Habilidades peligrosas
En cualquier caso, no es difícil que cualquier hacker rápidamente señale que existen muchas diferencias entre ellos si pretendemos definirlos como colectivo. Según sus propios términos, podemos hablar de hackers “malos” o crackers, cuya motivación esencial es vulnerar sistemas de seguridad informáticos para causar todos los daños que les sea posible, robar o perpetrar una trastada con repercusión. Suponen auténticos quebraderos de cabeza para la policía, puesto que las autoridades casi siempre van por detrás en cuanto a conocimientos de las nuevas tecnologías.
En los últimos años han proliferado divisiones dedicadas a luchar contra el crimen a través de Internet
No es casualidad que en los últimos años hayan proliferado las divisiones dedicadas a luchar contra el crimen a través de Internet en los diferentes cuerpos de seguridad del mundo. Normalmente vienen actuando en solitario y en muchas ocasiones son descubiertos precisamente por no haber podido vencer la tentación de contar su “hazaña” a alguien. Porque, por lo general, es difícil echar el guante a uno de estos individuos, que se mueven a sus anchas por el ciberespacio ya que saben aprovechar todas y cada una de las ventajas que les ofrece el universo del anonimato digital.
Sus actuaciones son de lo más diverso: se cuelan en sitios web de empresas e instituciones y modifican a su antojo el contenido de los mismos o colapsan cuentas de correo de estos lugares con miles de emails (lo que ellos llaman flame), entre otras cosas.
Y en cuanto al peligro que representan para usuarios comunes, qué no decir acerca de los numerosos virus que circulan por correo electrónico y que son enviados indiscriminadamente sin otro objetivo que dañar al mayor número de internautas posible. En general, todo se resume en que su meta básicamente es franquear la legalidad, ya sea por diversión, por lucro o por otras causas, y son ellos los que normalmente impregnan el término “hacker” de las connotaciones negativas que casi siempre se le atribuyen.
los delincuentes son tantos y, en ocasiones, tan buenos, que habrá que ingeniárselas de otro modo para ponerles freno
Piratas
Sin embargo, algunos crackers también se dedican a poner a disposición del usuario ingente software craqueado así como claves para ejercer el pirateo casero de programas y música. Precisamente éstos gozan de la aceptación y la admiración de gran parte de los internautas habituales, que les agradecen enormemente la posibilidad de obtener gratuitamente cientos de programas por los que de otro modo deberían pagar.
Las empresas creadoras de software, como es lógico, tratan de poner las mayores dificultades para que sus programas puedan ser pirateados, pero hasta la fecha ha resultado casi imposible detener esta práctica. La piratería es delito, pero los delincuentes son tantos y, en ocasiones, tan buenos, que autoridades y empresas tendrán que ingeniárselas de otro modo para ponerle freno.
Curiosamente, algunos de estos jóvenes que han alcanzado la popularidad atacando los presuntamente más seguros sistemas y sitios web han acabado siendo contratados por éstas u otras empresas, para prevenir ataques de otros crakers.