bonel
Usuario Mítico
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El supuesto instalador se anuncia en un papel pegado en una farola. Por un módico precio, se ofrece para adaptar la antena colectiva del edificio para que todos sus vecinos puedan disfrutar sin problemas de la Televisión Digital Terrestre (TDT). Con el presupuesto comunitario bajo mínimos, y más aún en tiempos de crisis, no son pocos los que en los últimos meses han recurrido a estos técnicos ilegales para poner a punto sus bloques ante la llegada del apagón analógico, conscientes o no de que se trataba de empresas sin homologar que no ofrecen ningún tipo de garantía.
Cuatro de cada diez adaptaciones de antenas realizadas en Málaga las han hecho instaladores pirata, es decir, que no están homologados por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio para realizar esta tarea y que no cuentan con formación suficiente, según han advertido en varias ocasiones desde Faitel.
Como suele decirse, lo barato sale caro, y una vez que la televisión tradicional ha dejado de coexistir con la nueva tecnología, se han hecho patentes las consecuencias de estas chapuzas. Veinte días después de que la TDT se instalara en exclusiva en toda la provincia, miles de malagueños siguen sin poder disfrutar de sus programas favoritos porque no reciben la señal correctamente, según una estimación de José Manuel Muñiz, director de la Asociación Andaluza de Empresas Instaladoras de Telecomunicaciones (Faitel).
Este hecho ha provocado una avalancha de llamadas a las empresas de telecomunicaciones, que registran una lista de espera de una semana para atender a los usuarios, señala Muñiz. Así, una vez que se han adaptado casi la totalidad de los hogares de la provincia, el grueso del trabajo de las compañías del sector corresponde hoy en día al arreglo de las deficiencias de los trabajos ya realizados.
El problema puede estar tanto en la cabecera -el amplificador que da potencia a la señal- como en el cableado -el encargado de llevar la señal a los televisores-, ya que, según Faitel, el 70% de los edificios tiene el sistema en cascada, que es prácticamente incompatible con la señal digital, y que en muchos casos no se ha cambiado a derivación. «Esto hace que en muchos bloques los vecinos que viven más lejos de la cabecera no vean bien la televisión», aclara.
Precios más bajos
La adaptación del equipo de amplificación por un profesional puede costar unos 500 euros, mientras que la modificación del cableado ronda los 1.200. Para competir con las empresas autorizadas, los oportunistas que han aprovechado el tirón de la TDT, entre los que hay fontaneros, electricistas o carpinteros, ofrecían precios mucho más bajos, pero no garantizaban la instalación. «Trabajan en condiciones de desigualdad porque no pagan impuestos», denuncia José Manuel Muñiz.
Las sanciones para estos piratas pueden alcanzar los 300.000 euros, según afirma el representante de Faitel, que recuerda que cuando una compañía termina el trabajo, debe entregarle al cliente, además de la factura, un ejemplar del boletín de instalación, que certifica que lo ha hecho una empresa autorizada, y un protocolo de pruebas como garantía de que funciona correctamente.
En la provincia de Málaga hay unos doscientos instaladores autorizados por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, cuyo listado puede consultarse en la página web Impulsa TDT Televisión Digital Terrestre.
En el caso de los instaladores sin acreditar, muchos de ellos lo único que han entregado al cliente es una factura en la que aparece su nombre y un número de teléfono móvil. «Hemos recibido llamadas de algunas comunidades de vecinos que han intentado localizar a la persona que realizó el trabajo en su día para reclamarle, pero estos ilegales ya no dan la cara», explica.
Cuatro de cada diez adaptaciones de antenas realizadas en Málaga las han hecho instaladores pirata, es decir, que no están homologados por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio para realizar esta tarea y que no cuentan con formación suficiente, según han advertido en varias ocasiones desde Faitel.
Como suele decirse, lo barato sale caro, y una vez que la televisión tradicional ha dejado de coexistir con la nueva tecnología, se han hecho patentes las consecuencias de estas chapuzas. Veinte días después de que la TDT se instalara en exclusiva en toda la provincia, miles de malagueños siguen sin poder disfrutar de sus programas favoritos porque no reciben la señal correctamente, según una estimación de José Manuel Muñiz, director de la Asociación Andaluza de Empresas Instaladoras de Telecomunicaciones (Faitel).
Este hecho ha provocado una avalancha de llamadas a las empresas de telecomunicaciones, que registran una lista de espera de una semana para atender a los usuarios, señala Muñiz. Así, una vez que se han adaptado casi la totalidad de los hogares de la provincia, el grueso del trabajo de las compañías del sector corresponde hoy en día al arreglo de las deficiencias de los trabajos ya realizados.
El problema puede estar tanto en la cabecera -el amplificador que da potencia a la señal- como en el cableado -el encargado de llevar la señal a los televisores-, ya que, según Faitel, el 70% de los edificios tiene el sistema en cascada, que es prácticamente incompatible con la señal digital, y que en muchos casos no se ha cambiado a derivación. «Esto hace que en muchos bloques los vecinos que viven más lejos de la cabecera no vean bien la televisión», aclara.
Precios más bajos
La adaptación del equipo de amplificación por un profesional puede costar unos 500 euros, mientras que la modificación del cableado ronda los 1.200. Para competir con las empresas autorizadas, los oportunistas que han aprovechado el tirón de la TDT, entre los que hay fontaneros, electricistas o carpinteros, ofrecían precios mucho más bajos, pero no garantizaban la instalación. «Trabajan en condiciones de desigualdad porque no pagan impuestos», denuncia José Manuel Muñiz.
Las sanciones para estos piratas pueden alcanzar los 300.000 euros, según afirma el representante de Faitel, que recuerda que cuando una compañía termina el trabajo, debe entregarle al cliente, además de la factura, un ejemplar del boletín de instalación, que certifica que lo ha hecho una empresa autorizada, y un protocolo de pruebas como garantía de que funciona correctamente.
En la provincia de Málaga hay unos doscientos instaladores autorizados por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, cuyo listado puede consultarse en la página web Impulsa TDT Televisión Digital Terrestre.
En el caso de los instaladores sin acreditar, muchos de ellos lo único que han entregado al cliente es una factura en la que aparece su nombre y un número de teléfono móvil. «Hemos recibido llamadas de algunas comunidades de vecinos que han intentado localizar a la persona que realizó el trabajo en su día para reclamarle, pero estos ilegales ya no dan la cara», explica.
