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Análisis Gran Premio de Canadá de 2010

bonel

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Me gusta la Fórmula 1

Gilles Villeneuve ha vuelto a la Fórmula 1, y no sólo en forma de circuito: sobre la pista de Montreal hemos visto una carrera emocionante, sorprendente, divertida y espectacular. Como si el alma del mismísimo y extraordinario piloto canadiense hubiera decidido sobrevolar la Fórmula 1 de hoy para sazonarla con su mítico carácter. Gilles nos visitó para regalarnos adelantamientos imposibles, luchas espectaculares, maniobras bellas y un razonablemente aceptable y necesario nivel de locura. Quien se aburriera ayer viendo la carrera quizá debería replantearse si realmente le gusta la Fórmula 1.

La Fórmula 1 siempre ha sido aburrida… para algunos

Hubo un tiempo en España en el que seguir el mundial de Fórmula 1 era complicado, difícil y estaba incluso mal visto. Retransmisiones cortadas a saco, sin declaraciones de pilotos ni previos, con la señal internacional estándar y a altas horas de la madrugada, en riguroso diferido, sin ninguna clase de repercusión mediática y sin compatriotas ganando carreras. Era difícil engancharse a este deporte si no fuera por una pasión aparentemente irracional puramente por el deporte en sí. Nosotros éramos los bichos raros que en clase nos daba vergüenza decir que nos gustaba la Fórmula 1, porque acto seguido aparecían inquisidoras miradas desconcertadas, como si fuéramos extraterrestres, y no tardaban en sonar esos tópicos que teníamos que tragar sin masticar: “Pero si eso es aburridísimo; ver coches unos detrás de otros dando vueltas…”

De eso hace veinte años. Hoy, en ocasiones, la cantinela sigue siendo la misma; curiosamente, algunos de quienes lo dicen son los que antes sólo vieron una carrera de Fórmula 1 esperando que terminara para ver un partido de segunda división B que acabó con empate a cero. Y es que es verdad que la Fórmula 1 es a veces aburrida y se pueden tomar muchas medidas para evitarlo (llevamos unos diez años explicándolo en esta misma web), pero si seguimos viéndola es porque nos sigue enganchando, y eso va más allá de que Alonso esté o no en pista, o que Alguersuari puede optar a un buen coche, o que La Sexta dedica tres horas de previo a la carrera.

Seguir este deporte durante tantos años (y muchos más son los que llevan muchos de nuestros veteranos lectores) sólo es posible paladeando lo que realmente hay que paladear, degustando los momentos cumbres y valorando una buena carrera de verdad. Nada de accidentes tremebundos, o polémicas extradeportivas, o la siempre deseada aparición de la lluvia y el coche de seguridad… Una buena carrera va más allá. Y en los últimos años hemos tenido la suerte de seguir mundiales históricamente igualados, con finales de infarto y campeones mundiales decididos por un punto en la última carrera de la temporada. No es un sacrilegio decir que ya existe una buena videoteca de adelantamientos y peleas de infarto del siglo XXI que podemos incluir en la historia de este deporte. Aún así, hay quien sigue empeñándose en calificar de aburrido este deporte.

El valor de lo escaso

Es cierto: esto no es la GP2, ni Moto GP, con adelantamientos constantes en cada curva. Pero, sinceramente, un servidor tampoco quiere que el esfuerzo, el valor y el trabajo de una maniobra de adelantamiento sen devalúen como en MotoGP (con todos los respetos a esta interesante modalidad deportiva), donde los adelantamientos se suceden casi como si nada, sin que ni los comentaristas los narren. Un adelantamiento en Fórmula 1 es sublime, y su espectacularidad se basa también en su escasez y peligrosidad.

No significa que cuantos menos adelantamientos mejor, ni mucho menos, pero sí que es conveniente establecer un buen equilibrio: un gol en un partido de fútbol desata la emoción incontrolable, y cuantos más goles, más interesante resultad el partido. Pero si se metieran tantos goles como canastas en un partido de baloncesto… la celebración no sería la misma. Y, a pesar de todo, sigue habiendo infinitamente más adelantamientos en un carrera de Fórmula 1 que goles en un partido de fútbol. El problema es que la realización esa ágil, esté atenta y tenga rapidez para mostrárnoslo.

Divertimiento sin lluvia ni coche de seguridad

Desde hace un par de años comenzó una cruzada en contra de muchas de las nuevas normas de la Fórmula 1. Por criticar, se criticó todo: que los coches eran más feos por las limitaciones de alerones, que la ausencia de repostajes mataría la estrategia, que los nuevos equipos serían poco menos que camicaces, que los neumáticos lisos comprometerían el espectáculo…

Sin embargo, de tanto en tanto, la Fórmula 1 nos regala caramelos en forma de carreras impresionantes y divertidas que echan por tierra todas las teorías negativas. Si una carrera es divertida con estas normas, ¿por qué no lo puede ser siempre? La de ayer en Montreal volvió a confirmar que la Fórmula 1 sigue siendo Fórmula 1, y que las normas quizá no fueran tan malas como se pensaba. Y es que, seamos sinceros, tengamos las normas que tengamos, a veces tendremos carreras divertidas y otras aburridas. Así ha sido siempre desde la primera carrera de la primera temporada. Ayer vimos la última carrera disputada de la última temporada de Fórmula 1 hasta la fecha, y podemos decir que fue una gran combinación de sorpresas, estrategias, luchas y adelantamientos preciosos. ¡Y sin lluvia ni coche de seguridad! ¿Quién puede decir entonces que la Fórmula 1 es aburrida? Salut, Gilles!

Redacción TheF1.com - Héctor Campos - Infomotor Network S.L.
 
buen trabajo
 
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