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'Transformers: El lado oscuro de la luna', un arma de destrucción masiva

bonel

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Disculpen que no me levante. Crítica de cine


MADRID, 29 Jun. EUROPA PRESS

Una interminable orgía de explosiones, tiros y cibermamporros. Esto, y solo esto, es lo que ofrece la nueva entrega de Transformers. Una receta muy básica que, como demostrará la taquilla, tiene su público. Y no es minoritario.

A continuación -y por su innegable interés informativo- reproducimos parte de una conversación entre dos ciudadanos anónimos tras 'disfrutar' de una de las primeras proyecciones de la película. Uno de ellos luce una camiseta con el careto de Optimus Prime:

- Transformers: El lado oscuro de la luna es la mejor de toda la saga.

- ¿La menos mala?

- No, mala es un rato.

- Entonces...

- Es la menos ridícula.

- Bueno, algo es algo.

Y curiosamente ese algo no es lo que convertirá al nuevo y colosal engendro de Michael Bay en uno de los taquillazos del año. Tampoco lo hará que en lugar de una morenaza (Megan Fox) el público se encuentre con una rubia no menos explosiva (la ex modelo de lencería Rosie Huntington-Whiteley). Ni siquiera la presencia de actores de solera como la oscarizada Frances McDormand o John Malkovich obrará el milagro.

No, no se engañen. Lo que hará de Transformers 3 un negocio cinematográfico memorable será -además de su proyección en 3D- su total y absoluta falta de respeto para con quienes denominan al cine 'Séptimo Arte'.

Repasemos rápidamente la hoja de servicio de la saga que produce el Rey Midas Spielberg: No hay profundidad en los personajes. No hay coherencia en la historia. No hay buenos golpes de humor. No hay un romance ya ni siquiera algo sentido, sino medianamente creíble.

Y no ha habido nada de esto en ninguna de las tres entregas: 450 minutos de metraje -ahí es nada- y ni rastro de fundamentos cinematográficos más allá de una envidiable factura técnica en sus innumerables escenas de acción.

Bay no quiere nada de eso. No lo necesita. Y las ingentes hordas que acudirán a los cines de todo el planeta este fin de semana tampoco. ¿Para qué perder el tiempo entonces en analizar argumento, ritmo narrativo, desarrollo de los personajes...?

Silencio ¿valorativo?

UNA APLASTANTE LÓGICA DE BURGUER

Y sí, puede ser triste... pero lógico. Veamos. Cuando uno va al burguer de turno no espera que Ferrán Adriá asome por el mostrador y le deconstruya los aros de cebolla, ni que aparezca la abuela para hacerle la hamburguesa. Sabemos a lo que vamos... y vamos a lo que vamos. Lo mismo ocurre cuando entras a ver qué tuerca se les ha roto esta vez a Optimus y los suyos. El menú está claro. Lo tomas o lo dejas.

Y en su cruda y palomitera -por seguir con la temática gastronómica- honestidad, Bay no ha gastado ni un gramo de energía en corregir los muchos defectos que trufaban las dos entregas anteriores de la saga. Quizá su gran hallazgo en este tercer capítulo sean unas escenas de acción menos confusas y mareantes que las de antaño. Bravo por Michael. Ya tenemos una razón menos para vomitar.

Por contra, se ha dedicado en cuerpo y alma -y sin ningún rubor- a acelerar hasta el límite la capacidad de autobots, decepticons y humanos para generar fuego y destrucción a su alrededor. Y es que es verdad: A la parrilla sabe mejor.



 
Muy buena película, para mi sin duda alguna, para otros no se..... para gustos colores ¿no?
 
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