bonel
Usuario Mítico
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03/04/2012 - Con sus primeros pasos en una precaria oficina montada en el interior de un apartamento dentro de los límites de la Universidad de Stanford (cuna de compañias como Google, Cisco, Sun Microsystems o Hewlett-Packard) ni Jerry Yang ni David Filo imaginaban que su trabajo en el campo de las búsquedas lograría alcanzar el 80% del mercado convirtiéndose en un de los más grandes agentes que jamás ha conocido Internet.
Compañía con una seña de identidad basada en la innovación y agilidad, Yahoo llegó a duplicar el precio de sus accciones en el mismo mes superando con solvencia la explosión de la burbuja punto-com.
Con la inclusión de nuevos e interesantes servicios que la compañía ofrecía de forma gratuita (desde grupos de noticias hasta hosting de imagenes), la reinvención del correo electrónico, la introducción de plataformas de blogging, social boolmarking, o la publicación de múltiples frameworks open-source, herramientas y APIs para desarrolladores, Yahoo fue expandiendo la cantidad y calidad de su oferta de forma constante.
Sin embargo la compañía empezó a perder claridad en sus servicios, los resultados de búsqueda de su herramienta más destacada caer en la trampa del desorden y cerrar operaciones de compra desorbitadas que luego no sabía como aprovechar, al tiempo que nuevos jugadores llegaban a Internet para deslumbrar a la comunidad de usuarios.
Hoy la compañía despide a miles de sus trabajadores, cambia constantemente de dirigentes, cierra servicios por incapacidad para mantenerlos y usa malas artes para obtener pequeños réditos de sus compañeros de juego (Google, Facebook) en un rumbo sin sentido que apunta un mal pronostico.